Srebrenica, la vergonya d'Europa

El segundo de Mladic deberá responder de la muerte de 7.000 bosnios

Data: 
6 Des 1998

Serio aviso a los supuestos criminales de ex Yugoslavia con la detención de Krstic

HERMANN TERTSCH - Madrid

La detención el jueves del general serbobosnio Radislav Krstic no es una más en el lento goteo de arrestos y presentaciones de presuntos criminales de guerra ante el Tribunal Internacional para la ex Yugoslavia en La Haya. Krstic fue, con el jefe militar serbobosnio Ratko Mladic, el organizador de la desaparición de unos siete mil hombres bosnios que se entregaron a las fuerzas serbias cuando cayó Srebrenica.

Con la toma de aquella ciudad, en julio de 1995, por parte de Mladic y Krstic comenzó la mayor matanza colectiva de toda la guerra. Las tropas serbias entraron en aquel supuesto enclave protegido por las Naciones Unidas, ridiculizaron a las tropas holandesas desplegadas allí y durante semanas llevaron a cabo una auténtica orgía de ejecuciones de los prisioneros de guerra.Ante el estupor y la pasividad de la comunidad internacional se fueron llenando las fosas comunes, que, en parte aún no descubiertas, se hallan por toda la región. La humillación sufrida por la comunidad internacional en Srebrenica y la brutalidad desplegada por las fuerzas serbias supusieron un punto de inflexión en la política de la ONU y la OTAN en Bosnia y fueron el detonante de la operación de bombardeos que finalmente llevarían a la parte serbia a la negociación y a los Acuerdos de Dayton.

Si estuviera dispuesto a hablar en La Haya, Krstic podría dar muchos detalles sobre las matanzas sistemáticas llevadas a cabo por sus tropas y por las que ahora ha sido detenido. Pero también sobre la implicación en las mismas no ya de sus jefes inmediatos, Mladic y Radovan Karadzic, sino del Ejército yugoslavo y Slobodan Milosevic. Krstic fue uno de los jefes militares yugoslavos que desde un principio participaron en la preparación de la guerra y en la organización de la misma como una operación de exterminio y limpieza étnica.

Y un testigo capital para demostrar que todo el diseño de la misma se hizo en Belgrado. Es improbable que esté muy dispuesto a colaborar en un principio, pero, dadas las previsibles pruebas de su implicación en los crímenes de genocidio de que se le acusa, podría pasar mucho tiempo en la cárcel en La Haya, quizá suficiente para hacerle cambiar de actitud.

Salto cualitativo

Con la captura de este general, lugarteniente de Mladic durante la guerra en Bosnia central y oriental, las Fuerzas Internacionales de Estabilización (SFOR) desplegadas en la región han dado un salto cualitativo. Las consecuencias del mismo están por ver, pero supone en todo caso un serio aviso para los acusados públicamente como criminales de guerra. Krstic no aparece en las listas públicas de presuntos criminales reclamados, como su jefe Ratko Mladic y el líder serbobosnio durante la guerra, Radovan Karadzic. El general detenido en el sector norteamericano de las SFOR cuando viajaba en automóvil entre Bijelina y Brcko está incluido en una lista secreta, se supone que mucho más larga, que ha emitido el Tribunal de La Haya. Con una Yugoslavia bajo Milosevic y Vojislav Seselj cada vez más claramente erigida en un Estado fascista en Europa y después de que las pasadas elecciones en Bosnia se convirtieran en el territorio serbio en un paseo triunfal de los radicales, quizá la OTAN haya decidido que ha llegado la hora de ejercer mayor presión sobre la cúpula de unos Estados dominados por criminales que son cuerpos extraños y peligrosos en la Europa de fin de siglo.