Srebrenica, la vergüenza de Europa
Holanda ofrece 80.000 euros a los familiares de tres víctimas de Srebrenica
La abogada del traductor y de los parientes del electricista de los “cascos azules” holandeses, califica de “insulto” la cantidad
Las Madres de Srebrenica han demandado a La Haya pidiendo una compensación por la muerte de 8.000 varones musulmanes en 1995
El ministerio holandés de Defensa pagará 80.000 euros a las familias del traductor y el electricista, musulmanes bosnios, que trabajaron para sus cascos azules en Srebrenica en 1995. El primero sobrevivió, pero su padre y hermano fueron asesinados por las tropas del entonces general serbobosnio, Ratko Mladic. El operario corrió igual suerte, dejando esposa y dos hijos. La indemnización se repartirá a razón de 20.000 euros para cada uno de los parientes, y el Gobierno ha subrayado que se trata de una excepción. No sentará, por tanto, un precedente que pueda ser esgrimido por las Madres de Srebrenica. Ellas, 6.000 mujeres que representan a los 8.000 hombres en edad militar, además de ancianos y niños, tiroteados también por los soldados de Mladic, acaban de pedir una indemnización a La Haya.
Liesbeth Zegveld, abogada de Hasan Nuhanovic, el traductor, y de los familiares de Rizo Mustafic, el electricista, considera “insultante” la suma ofrecida. “No han tenido en cuenta a la gente. Ni siquiera cubre los gastos legales. Es la demostración palpable de cómo ha abordado el Estado holandés este asunto en los últimos doce años: primero niegan los hechos y luego los rechazan. Es un nuevo bofetón para ellos”, ha dicho. Nuhanovic ha asegurado que no piensa aceptar “un trato de este calibre; no nos han consultado para nada”. Defensa, por su parte, recuerda que ha cumplido la sentencia dictada en 2011 por el Tribunal Supremo, que consideraba responsable de la muerte de los tres musulmanes bosnios al Estado. “Deploramos lo ocurrido y esperamos que esto les ayude a recomponer su vida”, señalan sus portavoces. El monto es similar a lo que habría calculado un tribunal bosnio, porque en Holanda no tendrían derecho a este tipo de compensación.
Aunque la sentencia del Supremo subrayaba “lo excepcional del caso, separado del conjunto del genocidio”, obligaba a Holanda a aplicar las leyes bosnias a la hora de pagar. De ahí que la abogada hable de falta de respeto. “Las dos familias están intentando recuperarse de este nuevo golpe. No se trata del dinero. Han batallado una década y les dan algo tan irrespetuoso como esto”, ha añadido.
Nuhanovic y Mustafic disponían de un pase para poder moverse sin problemas en el recinto ocupado por los “cascos azules” holandeses, que debían proteger Srebrenica. Las tropas de Mladic entraron el 11 de julio de 1995, y según el Supremo, “cuando empezaron las ejecuciones de musulmanes bosnios, los “cascos azules” debieron haber comprendido que ellos morirían”. A pesar de ello, e incluso viendo cómo eran separados los varones de las mujeres, les negaron el salvoconducto familiar. Los Nuhanovic perecieron a tiros, igual que Mustafic. Hasan, el traductor, pudo salvarse, pero luego acabó perdiendo también a su madre. En el perímetro ocupado por las tropas holandesas había unos 5.000 refugiados. Fuera, más de 20.000 civiles indefensos. En el cementerio de Potocari, en las inmediaciones de Srebrenica, había enterrados en 2013 los restos de 6.066 personas. La exhumación de fosas comunes repartidas por Bosnia continúa, y todos los años hay nuevos sepelios. Si Nuhanovic y los Mustafic no están de acuerdo con la suma concedida en Holanda, tienen vía libre para apelar.