La fosa militar
del cementerio de Manresa

Parlamento del iI·lm. Sr. Francisco Morales González, alcalde de Villanueva de la Fuente

Buenos días, dignísimas autoridades, president del Parlamento Catalán, consellers, alcalde de Manresa, y todos aquellos que hoy nos acompañáis, bien porque tenéis algún familiar enterrado en esta fosa o porque con vuestra presencia nos habéis querido acompañar.

 

En primer lugar quiero agradecer a la organización la deferencia de su invitación, la cual me facilita poder expresar un sentimiento que espero sea compartido por todos ustedes, pues el acto que hoy nos ocupa no es un acto efímero, es un acto que aglutina sentimientos compartidos por millones de personas.

 

El mayor de los agradecimientos debe ser para don Joaquim Aloy, sin cuya labor abnegada, altruista, con una gran carga de empatía, este acto jamás se hubiera realizado. Gracias en nombre de todos los familiares de los que yacen en esta fosa, y gracias en nombre de toda la sociedad que quiere justicia histórica. Ojalá la sociedad contase con muchísimas personas del talante y del espíritu de Joaquim Aloy.

 

El mayor reconocimiento a todas las personas que dieron su vida por unos ideales de libertad, de justicia y de igualdad social, no son ni placas, ni medallas, ni distinciones, sino el de mantener vivo su espíritu y sus principios, pues con todo esto no intentamos, como él ha dicho antes, avivar odios ni represalias, como desde algunos foros en algunos momentos se intenta decir, desde foros donde nunca interesó que se supiese la verdad lanzando constantes cortinas de humo, abonando el cultivo de la manipulación y la tergiversación de la historia; sino todo lo contrario: lo que queremos es fomentar el perdón y seguir el ejemplo del maestro de poetas Rafael Alberti a su vuelta del exilio a España.

 

Pero fomentar perdón sin que estas personas caigan en el olvido, pues bastante tiempo estuvieron olvidados como si nunca hubiesen existido, ya que si ellos caen en el olvido significará que su lucha no sirvió para nada, y debemos de reconocer siempre, sin que ello albergue la más mínima duda, que ellos construyeron los cimientos de la sociedad de respeto a los derechos y libertades que hoy disfrutamos y que ellos, por desgracia, no pudieron ver, porque alguien con muchísimos intereses y privilegios les paralizó la obra, y no porque no tuvieran licencia municipal, pues tenían la mayor licencia para construir una obra, que es la que da el libre y voluntario derecho popular que son las urnas de unas elecciones democráticas. Amigos y amigas, no les olvidéis nunca y transmitid sus principios a vuestros hijos, para que esos principios no decaigan nunca.

 

Yo sé que detrás de estas familias, en algunos casos los hijos de éstos, vivieron normalmente integrados en la sociedad como otros vecinos más, pero otros, hermanos, padres, hijos, abuelos y familiares directos vivieron en sus carnes el odio de la persecución, los fusilamientos indiscriminados, incluso después de acabar la guerra; la expulsión de sus lugares de origen, viviendo un doble calvario por ver morir a sus seres queridos por defender la tierra que querían y amaban, y luego expulsarlos a ellos de esa tierra que les vio nacer y por la que habían dado la vida sus familiares. Pues para todos ellos mi más cordial reconocimiento y comprensión, pues muchas veces vale más morir que vivir las condiciones a las que fueron sometidos algunos supervivientes, tan solo repito porque sus familiares acudieron a defender su patria y su gobierno legalmente constituido. Por eso, a vosotros, también por aguantar de una manera tan estoica vuestro sufrimiento para que vuestro sueño y el de vuestros familiares lo podamos disfrutar hoy otros muchísimos años después.

 

Fíjense en cuánto tiempo hemos perdido y cuántos años han tenido que pasar para aplicar lo que ellos anhelaban y defendían y, en definitiva, lo que costó la revuelta de la Guerra Civil, como era la nueva constitución, el voto de la mujer, el divorcio, las reformas militares, la separación de la Iglesia y el Estado, el Estatuto de Autonomía de Cataluña, la legislación laboral, la reforma agraria... Todo ello considerado un desafío a los privilegios de la acomodada y rancia derecha fascista española.

 

Esta fosa en la cual yacen muchos castellano-manchegos, andaluces, extremeños, vascos, catalanes, en definitiva personas de todas las comunidades autónomas que murieron por defender una España, una España común, una España a la que todos querían y tras la guerra dividió a los españoles en españoles de primera y en españoles de segunda. Esto nos debe servir para afrontar un futuro en el que los españoles defendamos un modelo de estado común, respetando las diferentes comunidades, su pluralidad cultural y lingüística, en definitiva, sus identidades propias de cada territorio, con respeto y con diálogo.

 

Por todo lo antes expuesto, solo añadir que cultivemos pensamientos de respeto a la memoria histórica de estos hombres y mujeres; reforcemos nuestros principios analizando sus sufrimientos; luchemos por un espacio de respeto, de tolerancia, de entendimiento, de diálogo, de solidaridad, de justicia y de igualdad social; un lugar donde se sientan identificadas, escuchadas y respetadas las minorías sociales, pues ellos también cuentan. En definitiva, un espacio social donde pueda convivir todo el mundo, sin distinción, dentro del marco del derecho y la libertad que establece nuestra carta magna, acatando y cumpliendo estos compromisos de por vida. Será el mejor tributo de respeto y de reconocimiento que podemos hacer a los que yacen en esta fosa y en otras más que existen, como ella, repartidas por toda España.

 

Muchísimas gracias al Ayuntamiento de Manresa y a todas las personas que han hecho posible este acto, pero principalmente, como he dicho antes, mi mayor reconocimiento a Joaquim Aloy, que gracias a él hoy hay muchísimas personas que pueden depositar flores en la fosa de sus difuntos. Muchísimas gracias.