La fosa militar
del cementerio de Manresa
Los hospitales de sangre de Manresa (1938-39)
Durante los primeros tiempos de la Guerra Civil (1936-1939), Manresa vivió alejada de los frentes de combate. Hasta el mes de abril de 1938, los centros hospitalarios de Manresa habían tratado muy pocos heridos de guerra. Fuera de algunas excepciones, los ingresos de heridos eran esporádicos (procedentes del frente de Aragón y del frente de Madrid) y nunca de grupos numerosos.
Aun así, la ofensiva de las tropas franquistas iniciada el 9 de marzo de 1938 sobre el frente de Aragón, que hasta entonces se había mantenido prácticamente inalterable, ocasionó numerosos combates y, consiguientemente, un gran número de bajas y de heridos.
Manresa, centro de los hospitales de evacuación del Ejército del Este
A partir de aquel momento, las autoridades sanitarias del ejército republicano tuvieron que buscar, en la retaguardia, todos los locales posibles para instalar hospitales de evacuación de los heridos de guerra. Manresa, entonces, por su posición estratégica, adquirió un papel clave y se convirtió en el centro de los hospitales de evacuación del Ejército del Este. Muy pronto la numerosa presencia de heridos y enfermos de guerra y del personal sanitario correspondiente constituirían un elemento habitual de la vida cotidiana manresana hasta el fin de la guerra.
El 28 de marzo de 1938, el inspector de hospitales y delegado de la Dirección de Sanidad Militar de Cataluña, del alcalde accidental, Marcel Augès, visitó Manresa para inspeccionar los posibles locales de la ciudad que podían ser convertidos en hospitales de evacuación. Tras la visita, las autoridades militares solicitaron por escrito al alcalde la cesión del edificio de la Cova de Sant Ignasi. Aun así, el pleno municipal celebrado el 2 de abril denegó la petición puesto que el consejero de Cultura, Miquel Arpa, argumentó que «dada la naturaleza del edificio de la Cova... y el valor que contiene», hacía falta buscar alguna otra solución, y sugirió ofrecer el Hospital de Sant Andreu. Y, efectivamente, el pleno acordó finalmente «autorizar a la "Jefatura de Sanidad de Cataluña" para utilizar el Hospital de esta ciudad, mientras duren las actuales circunstancias».
Abril de 1938: se pone en marcha el Hospital base
Las autoridades sanitarias, una vez obtenido este permiso, actuaron con una celeridad extraordinaria, ya que justo al cabo de 3 días de haberse aprobado esta resolución, el día 5, llegaban con destino al Hospital 200 heridos de guerra. Dos días antes las tropas franquistas habían ocupado Lérida. Cabe pensar que esta reconversión tan rápida del Hospital, con la correspondiente habilitación de las diversas salas y el traslado de los enfermos, produjera una auténtica movida. Esta transformación obligó a colocar los enfermos del Hospital de Sant Andreu durante unos meses en el hotel de Sant Domènec, hasta que, finalmente, se decidió trasladar los de la sección de medicina al “Casal de la Vellesa” (el exconvento de las Monjas Reparadoras) y los de cirugía a Sant Joan de Déu.
A partir del día 7 de abril, el personal civil del Hospital pasó a depender del servicio de Sanidad de Guerra, que tuvo que asumir los emolumentos.
Los demás hospitales
A pesar que el primer hospital de evacuación de Manresa -que fue denominado Hospital base- ya funcionaba, las autoridades sanitarias continuaron solicitando nuevos locales. Finalmente, los edificios más importantes que se habilitaron para hospitales militares fueron, además del Hospital de Sant Andreu, el del convento de las Saleses -denominado «Grup Saleses»-, el del Instituto de segunda enseñanza y el del colegio de los Hermanos de las Escuelas Cristianas, denominado «Grup Natura».
El comandante doctor Ramon Monegal i Cerdà era el director general del Hospital de evacuación del Ejército del Este y era el responsable de los hospitales militares de Manresa, el de Montserrat -que recibía el nombre de Clínica Militar Z, porque recibían el final del tratamiento- y el de Solsona; en total, contaban con seis mil camas. Solsona era, justamente, la sede del Estado Mayor del Ejército. El cirujano consultor del ejército del Este era el doctor Josep Fontanet. Por encima de ellos dos había el jefe de Sanidad del Ejército del Este, el máximo responsable de los médicos de la retaguardia y de los del frente, cargo que ejercía el doctor Carlos Díez Fernández, reconocido tisiólogo de Madrid, que se rodeó de muy buenos cirujanos.
Llegadas masivas de heridos
Los soldados heridos en el frente eran tratados inmediatamente en los hospitales de campaña próximos a la línea de combate. Posteriormente, antes de ser trasladados a Manresa, podían ser tratados en algunos puestos sanitarios intermedios. Acto seguido eran evacuados hacia Manresa. La evacuación se hacía prácticamente siempre en tren, pero a veces también se utilizaban las ambulancias.
El Libro de partesde la Cruz Roja, que detalla los servicios diarios que realizaba la entidad, nos informa de la llegada, a partir de abril de 1938, de los primeros enfermos y heridos del frente a la estación del Norte de Manresa y la entrada en funcionamiento de los primeros hospitales. También nos permite imaginar el ajetreo que debían producir estas llegadas en masa. Aún así, en el libro no se apuntaban todos los traslados de heridos, a excepción, quizás, del primer mes. Tampoco sabemos si todos los traslados los efectuaba la Cruz Roja. A pesar de todo, las informaciones registradas son lo suficientemente ilustrativas.
Los días 16 y 17 de abril de 1938 son los primeros en que el libro registra la llegada a Manresa de heridos de guerra y su traslado desde la estación del Norte hasta el Hospital base, pero no precisa el número. Tres días después, el 20 de abril, se registra un traslado de 156 heridos de guerra al Hospital base. El mismo día, eran conducidos 38 enfermos militares del Hospital base hasta el Hospital de las Saleses. El 22 de abril se trasladaban en dos servicios diferentes 92 heridos de la estación al Hospital base. El 25 de abril fueron evacuados 80 heridos desde la estación del Norte y hasta el Hospital base y al “Grup Saleses” y 70 heridos hacían el viaje inverso: fueron conducidos del Hospital hasta la estación, posiblemente con destino a otros hospitales de la retaguardia más alejados del frente (Montserrat o Barcelona). El día siguiente trasladaban 150 heridos más de la estación al Hospital base y 80 a la inversa.
Estas llegadas masivas de heridos producían una movilización general del servicio sanitario de la Cruz Roja y de todos los médicos de los diferentes hospitales militares. Para conducir los heridos a los hospitales, se hacían servir todos los vehículos de que podía disponer la Cruz Roja: ambulancias, camiones, taxis y turismos.
Heridos clasificados en la Estación del Norte
Según un estudio de Rosa Tuneu, Pere Solé y Joan Anton Vila (*), los soldados enfermos o heridos que procedían del frente o de los hospitales de primera línea, una vez en Manresa eran clasificados en la misma estación del Norte, por un equipo médico, en dos grupos: médico y quirúrgico. Con los enfermos quirúrgicos, según la región dónde tuvieran la herida, hacían la siguiente subclasificación: grupo A (los brazos), grupo B (las piernas) y grupo C (la cabeza). Esta clasificación correspondía exactamente a la que tenían las salas del Hospital de Manresa y del Instituto. Cada cama, además, estaba numerada. Como llevaban un control exacto de las camas que tenían desocupadas y los equipos clasificadores tenían un plano de cada hospital con las camas correspondientes, en la misma estación colgaban un cartel al cuello de cada herido que indicaba el Hospital, la sala y el número de cama hacia donde tenía que ser conducido.
Los enfermos médicos con patología infecciosa eran trasladados al «Grup Saleses». Los enfermos médicos no infecciosos ingresaban al «Grup Natura» (la Salle). La mayoría de enfermos quirúrgicos eran llevados hacia el Hospital base, donde eran operados. Tras la operación, si el pronóstico era entre 10 días y 20, el enfermo se quedaba en mismo Hospital o lo trasladaban a algún otro. Si era de entre 20 días y 30, era evacuado hacia Montserrat. Si era superior a 30 días, lo conducían a Barcelona. Acabado el tratamiento en Montserrat o en Barcelona, los que se salvaban se reincorporaban al Ejército o bien recibían la baja. De este modo se descongestionaban los hospitales manresanos y se cumplía al pie de la letra el objetivo de los hospitales de evacuación, que era de no retener los enfermos más tiempo del estrictamente necesario y evacuar los que necesitaban una recuperación lenta, con tal de tener siempre lugar disponible para cualquier llegada masiva de heridos del frente.
Los tratamientos utilizados
Los soldados llegados del frente se dividían entre quienes padecían alguna enfermedad infecciosa y quienes habían resultado heridos de metralla. Los cirujanos del Hospital de Manresa, dirigidos por el doctor Josep Fontanet, utilizaran un tratamiento de las fracturas radicalmente innovador y desconocido. El doctor Fontanet mismo escribió unas normas de comportamiento de los equipos quirúrgicos para tratar de urgencia los heridos. En esta misma línea, el doctor Josep Trueta escribió su tratado. Se basaba en la técnica de la cura oclusiva, que significaba desterrar las irrigaciones de las heridas con antisépticos curar y cambiar los apósitos una o dos veces al día, etc. El doctor Ramon Monegal escribió: «Los tratamientos que usamos en nuestra zona, fueron la base y el punto de partida de los conceptos y sistemas actualmente admitidos en el tratamiento de las heridas de guerra... Fue tan espectacular este sistema que fue el gran triunfo de nuestra sanidad. Nos permitió salvar centenares de extremidades que estaban fatalmente condenadas a ser amputadas». El sistema era desconocido también en el extranjero. El doctor Trueta se encargó de exportarlo y fue extraordinariamente utilizado durante la Segunda Guerra Mundial.
Respeto a los soldados enfermos pero no heridos de guerra, hay que decir que las enfermedades más frecuentes que padecían eran cinco: fiebre tifoidea, neumonías, tuberculosis, blenorragia y sífilis. También hay que tener en cuenta que el primer antibiótico con que pudieron contar los médicos fue la sulfamida blanca, fabricada en Manresa, en los laboratorios del doctor Antoni Esteve, pero fue de uso exclusivo del ejército republicano hacia finales de 1938 y los civiles no se pudieron beneficiar de él.
La evacuación de los hospitales
Como ya se explica en los otros apartados de esta web, el número total de soldados republicanos muertos en los hospitales de evacuación de Manresa, desde abril de1938 a enero de 1939, es de 405. El mismo día 18 de enero o, a lo sumo, al día siguiente, debía terminar la evacuación de los hospitales militares de Manresa. La proximidad de las tropas franquistas, que entraron en la ciudad seis días después -el día 24- obligó a hacer una evacuación rápida y apresurada de todos los heridos, el personal médico y el material sanitario.
Tren quirófano
Por otro lado, según explica el doctor Josep M. Massons en un amplio trabajo sobre sanidad de guerra, las últimas semanas del conflicto bélico, en plena retirada del ejército republicano, instalaron en la estación de Manresa un modernísimo tren quirófano. Este pequeño hospital quirúrgico ambulante, que había partido de Barcelona hacia al frente de Aragón el 15 de septiembre de 1936, fue muy práctico y eficaz para atender con inmediatez los heridos de guerra, tanto en el frente de Aragón como, después, en la batalla del Ebro y en la ofensiva sobre Cataluña.
RELACIÓN DE LOS HOSPITALES MILITARES DE EVACUACIÓN DE MANRESA
Los hospitales militares que funcionaron en Manresa durante una parte de la Guerra Civil fueron los siguientes:
- Hospital de Sant Andreu, denominado «Hospital militar núm. 1», «Hospital Base», «Hospital Militar Base» o «Hospital base de Evacuación»
Desde abril de 1938 hasta enero de 1939 fue el Hospital base de todos los hospitales de evacuación del Ejército del Este situados en Manresa. Aquí se hacían prácticamente todas las intervenciones quirúrgicas. Desde finales de abril hasta el 18 de junio de 1938, el jefe del equipo quirúrgico fue el doctor Joan Navés i Janer. Durante este mes y medio el Dr. Navés realizó 150 operaciones, de las cuales 130 eran por heridas de arma de fuego o de metralla y 7 fueron amputaciones de miembros. A finales de junio, el doctor Navés fue destinado a Montserrat y fue sustituido por el doctor Josep M. Sala y Ponsati. Aun cuando hasta en enero de 1939 en el Hospital trabajaron varios médicos, el equipo médico básico era formado, además de Sala Ponsati, por Enric Gabàs i Roure (jefe del servicio), Francesc Farré i Ges i Josep Polo i Tomás.
- Grup Saleses», situado en el convento de las “Saleses”, denominado también «Hospital militar» o «Clínica militar núm. 2»
El convento de las “Saleses” había sido comisado por el Ayuntamiento el 23 de julio de 1936. Durante algunos meses se había trabajado en el proyecto de situar allí la Escuela de Reeducación de Mutilados de Guerra. Aun así, las necesidades de guerra obligaron a hacer un apresurado cambio de destino. El mismo abril de 1938 ya entraba en funcionamiento como hospital de evacuación.
El Hospital tenía unas doscientas camas. Era hospital de medicina interna, fundamentalmente de enfermedades infecciosas, y acogía el centro psiquiátrico del Ejército del Este, que era dirigido por el doctor Santiago Montserrat i Esteve, y que trataba los diversos cuadros psíquicos que presentaban los soldados: insomnio, neurosis de angustia producida por la guerra, etc.
El director del Hospital era un médico vasco, el doctor Francisco Pando Maguregui. El jefe del servicio de Medicina Interna era el doctor Josep Alsina Bofill. Las enfermedades más frecuentes tratadas en el «Grup Saleses», eran la fiebre tifoidea, seguida a distancia por las neumopatías (bronquitis, bronconeumonías), etc.
- Edificio del Instituto de segunda enseñanza, denominado «Hospital o Clínica militar núm. 3»
Según el registro de defunciones del Juzgado de Manresa, debía entrar en funcionamiento a finales de mayo de 1938. El comiso del edificio por las autoridades militares y el destino como hospital de evacuación obligó a trasladar el Instituto a la Cova de Sant Ignasi. El Instituto se habilitó como espacio quirúrgico y acogió los heridos convalecientes operados en el Hospital base.
- «Grup Natura», situado en el colegio La Salle, en la calle “dels Esquilets”, denominado también «Hospital o Clínica militar núm. 4»
El Hospital debía empezar a funcionar durante el mes de mayo, porque a partir del día 25 empiezan a aparecer en el Registro de defunciones los primeros soldados que murieron allí. El Hospital trataba las enfermedades no infecciosas, pero también la tuberculosis. El director era el doctor Josep Maria Oriol Anguera.
Hacia el final de la guerra, existió otro de menor, la Torre Carreras, situada en la “Pujada Roja”. Probablemente otros espacios más pequeños también cumplieron en algún momento esta función, entre los cuales, por ejemplo, el bar La Reforma (el edificio situado al lado de la pasarela de la estación del Norte). La Clínica de Sant Josep y el Sanatori de Sant Joan de Déu continuaron durante toda la guerra como hospitales civiles.
Se puede encontrar más información sobre los hospitales de sangre de Manresa en el capítulo “Els hospitals d’evacuació” de La Guerra Civil (1936-1939). Volum II (concretamente entre las páginas 242 y 323).
(*) TUNEU i VALLS, Roser; SOLÉ i PUSÓ, Pere i VILA, Joan Antoni: Els hospitals a Manresa i Montserrat de l'any 1936 a 1939. (Història de la Medicina). (inèdit). Manresa, 1978.